¿Cuáles son las fases de un proyecto de interiorismo?
«Una reforma integral o parcial implica varias fases y la participación de distintos profesionales.»
Es cierto que nuestro trabajo ya no es tan desconocido como lo era antes. El decorador no se limita a poner las casas bonitas. Hacemos eso, sí y mucho más. Nos dedicamos a entender a las personas y sus circunstancias e intentamos ayudar en hacer que los espacios que habitan sean acordes a éstas. Espacios en los que se sientan bien y sean felices.
Un proyecto de interiorismo persigue optimizar el espacio para que desempeñe las funciones que se le requerirán, atendiendo a su ubicación, orientación, volumetría y límites, buscando la excelencia en la elección de materiales, luz y color adaptándose a un presupuesto determinado.
el diseñador de interiores debe escuchar el espacio, empaparse de su luz y de toda la historia que emanan sus paredes. Debe comprender las necesidades del cliente y captar el estilo de su forma de vida para traducirlo en una distribución adecuada con los elementos idóneos dispuestos de forma que faciliten su uso y a la vez ofrezcan un amplio abanico de sensaciones relativas a la armonía, el confort, la elegancia, la sorpresa.
El interiorista debe ser sensible, saber ver y saber escuchar, pero también debe conocer las soluciones constructivas que el mercado ofrece, sus precios y particularidades, y estar atento a las novedades y avances del sector. Al mismo tiempo, un buen interiorista también debe ser capaz, en determinadas situaciones, de transgredir los materiales para emplearlos de forma distinta a la que en principio se podía esperar si con ello logra un resultado funcional, estético o sensorial mejor.
Para realizar un proyecto de interiorismo se realizan bocetos, planos escalados y perspectivas para poder definir las cuestiones más técnicas, que serán completados con detalles más puramente estéticos como el color, acabados, iluminación, materiales, tejidos, elementos decorativos…
Todo proyecto de interiorismo, por pequeño que sea, tiene unas fases que el cliente debe conocer para saber exactamente a lo que se enfrenta.
FASE 1. RECOPILAR LA INFORMACIÓN. Fase fundamental. Charlar con los clientes, tomar datos, definir las necesidades. Se estudian características bases del lugar y de su entorno, como la orientación, la incidencia de la luz natural, medidas…en definitiva, un estudio de todos los elementos que condicionarán el diseño final.
FASE 2. DEFINICIÓN DEL CONCEPTO. Tomados los datos y después de un importante periodo de reflexión, toca aplicar lo que hemos definido. En esta fase se realiza una primera propuesta más conceptual, en la que se empiezan a definir características generales del espacio que se va a diseñar, referencias de proyectos similares ya ejecutados, sensaciones que se quieren transmitir, colores, texturas, croquis a mano… Esta es siempre la fase más creativa.
FASE 3. ANTEPROYECTO. Si ya hemos hecho una toma de contacto con los primeros bocetos y el camino elegido es el acertado, hay que pasar a tangibilizar las ideas creativas en cuestiones más concretas y t´écnicas. Se empieza a trabajar en plano para poder entregar al cliente los primeros planos de distribución, plantas, secciones e incluso perspectivas 3D en muchas ocasiones, todo ello completado con las texturas y materiales que se quiere utilizar para poder acercar al cliente lo máximo posible al resultado final.
FASE 4 . PRESUPUESTO. No se puede avanzar sin tener una valoración lo más aproximada posible del proyecto. Se solicitan presupuestos a distintos proveedores y fabricantes para poder comparar y poder dar un precio real y competitivo.
FASE 5. EJECUCIÓN DEL PROYECTO. Ya tenemos todo en papel definido y atado. Ahora se trata de ponerlo sobre el papel y contemplar toda la parte técnica. En los planos debe aparecer toda la información necesaria para que los trabajadores puedan realizar los trabajos correctamente, una especie de dossier en el que se recopilará toda la información referente al proyecto. Debe estar compuesto por todo tipo de planos, planos de distribución actual y propuesta, demoliciones, pavimentos, techos, paramentos verticales, instalaciones, iluminación, detalles de muebles hechos a medida, detalles de encuentros…todo lo que se considere necesario para detallar el proyecto.
FASE 6. EJECUCIÓN DE LA OBRA. Ya tenemos todo en papel definido y atado. Ahora se trata de ponerse manos a la obra y nunca mejor dicho. Esta fase es, sin duda, la más dura, en la que salen todos los problemas e inconvenientes que un buen interiorista debe saber resolver. En esta fase hay que lidiar con todos los oficios para que no se impidan el trabajo los unos a los otros por solapar demasiados oficios, pero evitando también que la obra se alargue demasiado, sin prisa pero sin pausa.
FASE 7 . DECORACIÓN. Cuando se ha llegado a este momento se ha trabajado mucho y esta fase puede parecer sencilla o sin importancia, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Esta fase poner el broche final al proyecto. Los últimos detalles y elementos decorativos que van a aportar el toque diferenciador al proyecto, telas, vegetación, cuadros, espejos, todo vale en esta fase, siempre y cuando, esté en consonancia con la idea inicial del proyecto. No se trata de ir «rellenando». Para ello, realizamos lo que en GUNARTEA denominamos EL BOOK DECORATIVO.
A la hora de diseñar una vivienda, es necesario saber de qué espacio queremos disponer en cada estancia y que muebles utilizaremos para decorarla. Una vez tengamos esto en mente, acudiremos a una tienda de muebles y elegiremos los más adecuados para amueblar y decorar cada uno de los espacios de la vivienda.